La aventura comenzó en el mes de febrero de 2018. Desde entonces Magaly y Diego han puesto todo su saber hacer, experiencia e ilusión en tirar adelante un proyecto muy personal en la calle Numancia 10 de Barcelona. El restaurante Trikitrac. Su oferta de calidad basada en la cocina mediterránea e internacional ha hecho que ya sea un referente del barrio de Sants y de Barcelona. Magaly, fundadora del restaurante, explica su presente, futuro y sus orígenes.

¿Cuáles son los orígenes de Trikitrac?
Somos una pareja que nos hemos dedicado toda la vida a restauración, tanto Diego como yo. Es lo que nos gusta hacer. La idea de crear Trikitrac surgió como a cualquier pareja que trabaja por cuenta ajena, siempre tiene el anhelo de llevar a cabo su propio proyecto. Ser su propio jefe. Nace de cómo vivimos la cocina en casa, es decir, la disfrutamos mucho. A pesar de ser una familia pequeña, tenemos una hija, siempre ha habido una gran abundancia culinaria, diversidad de bebidas, hemos ido a restaurantes y hemos viajado mucho. Hemos disfrutado mucho la gastronomía.
Teníamos ganas de transmitirlo a la gente. Abrir nuestro restaurante y poder ofertar algo de calidad, pero a un precio bastante ajustado.
Nuestro trabajo se volvió algo muy importante en nuestra vida personal.

 

¿Cómo surgió el nombre Trikitrac?
Es un juego de palabras que significa tres y tiene que ver con el hecho de que somos tres en la familia. Siempre hemos dicho que somos los “trikitracs”. La gente entiende que tiene un punto picante y eso a nosotros nos hace mucha gracia.

Fíjate que nuestro eslogan es «Cocinamos para ti» y en el restaurante pone desde 1999. Sólo la gente que nos conoce sabe por qué. Y es que es el año en el que nació nuestra hija. Desde entonces de alguna manera ya somos Trikitrac.

 

¿Por qué escogisteis ese eslogan?
Tiene que ver con el cariño con el que lo hacemos. Estamos al servicio de la gente.

 

Además, contáis con una gran formación y experiencia
Diego tiene mucha formación además de experiencia, efectivamente, en el ámbito de la cocina y de la gestión de restaurantes y hoteles. Estudió en la Cordon Bleu, en Hoffman y en la escuela de Hostelería de Barcelona.

Hemos trabajado mucho previamente en muchos restaurantes muy profesionales como el grupo Tragaluz, etc.

Diego es el corazón, el que cocina, y yo soy más emprendedora.

 

¿Cómo definirías vuestra oferta gastronómica?
Está basada en la cocina mediterránea, internacional con una buena presencia de la cocina peruana. Tanto por mi propia influencia y porque actualmente la cocina peruana es muy conocida, es reconocible por el gran público. Por ejemplo, en nuestra carta de bebidas podemos encontrar los cócteles «el chilcano», el «pisco power» que tiene muy buena acogida. En la comida ofrecemos ceviche, tiradito, la causa limeña y algún que otro plato que va fluctuando según vamos cambiando la carta.

Es una oferta de calidad y artesanal. La gente nos pregunta si el salmorejo lo hacemos nosotros. ¡Claro que sí! Teniendo un chef como Diego lo hacemos nosotros, faltaría más. Nuestros pasteles también son artesanales, no los compramos hechos.

 

¿Qué os diferencia del resto de oferta gastronómica de vuestro entorno inmediato?
Además de la propia oferta gastronómica y la excelente calidad y precio, yo diría el punto humano. Es un tipo de oferta basado en la exigencia de dar lo mejor de nosotros mismos, como lo hacíamos en casa. Intentamos que la gente se sienta como en su casa, acogida, en espacio un cálido. De hecho, la decoración imita lo que es un hogar. Por eso la basamos en la madera y los textiles.

 

Uno de vuestros puntos fuertes también es la pastelería.
Exacto, también nos diferencia. Hay restaurantes muy buenos que compran la pastelería, nosotros no, la hacemos en casa y la vendemos en el restaurante o la llevamos a domicilio, hacemos encargos para cumpleaños y celebraciones. De hecho, la Navidad pasada tuvimos una gran demanda de pasteles y estábamos en plena pandemia, cerrados y solo podíamos hacer take away.

 

¿Qué otros servicios ofrecéis a los clientes?
Además del servicio en el restaurante, ofrecemos a los clientes el take away, nos contactan por teléfono, whatsapp, instagram. Se lo preparamos con un packaging muy elegante y práctico. También hacemos delivery con Globo y cáterings a las empresas cercanas e, incluso, al Departamento de Territori de la Generalitat de Catalunya.

 

¿Para qué tipo de público os dirigís?
Para la gente que quiera disfrutar de la compañía de familiares o un grupo de amigos y una buena comida. A mediodía llenamos con gente de empresa de la zona y turistas de negocios, al tener la estación de Sants y del AVE tan cerca.

No nos dirigimos a todo tipo de público. Por ejemplo, no tenemos televisión para ver el futbol, no vamos dirigidos a un público de barra de bar, de copas.

 

¿Cómo os ha influido el hecho de estar ubicado en el barrio de Sants, en la calle Numancia?
Éramos muy conscientes de las características del barrio, del tipo de propuesta que queríamos ofrecer y el precio al que darlo. No es lo mismo estar en l’Eixample ni más arriba de la Diagonal. Por eso apostamos por ofrecer una relación calidad-precio muy ajustada, óptima.

Lo hacemos todo con mucho cariño, intentamos siempre dar la máxima calidad al mejor precio y eso la gente lo reconoce.

 

¿Cómo ves el futuro?
Estamos muy contentos y motivados porque nos estamos recuperando del impacto del confinamiento y de la pandemia. Otra vez la gente responde mucho. Ya estamos teniendo muchos eventos por las noches y a mediodía. Y casi casi ya volemos a tener el mismo personal que antes.

Nos gustaría crecer, claro. Antes del covid teníamos tanto éxito que empecé a pensar en la idea de abrir otro restaurante. De hecho, mucha gente nos pregunta si somos una cadena porque percibe un servicio y un ambiente muy profesional y de calidad.

 

También se ha involucrado en el proyecto vuestra hija.
Las vueltas que da la vida. Actualmente es la pastelera de Trikitrac. Nuestra propuesta es, por tanto, totalmente familiar. Aunque no estaba previsto así ha seguido los pasos profesionales del padre y también ha hecho cursos en Hoffman de pastelería. Ella es la artista. Por lo tanto, es algo muy personal, tiene mucho corazón.

Administramos una pequeña empresa, pero somos un restaurante con mucho corazón. Todo lo hacemos con mucho cariño.

¿Cómo animarías a que la gente vaya a Trikitrac y os conozca?

La gente cuando viene a Trikitrac viene a vivir una experiencia. En un local cálido, acogedor, bonito, a tomarse unos cocteles bien preparados y presentados. No solo a satisfacer la necesidad de comer, sino a disfrutar de la buena comida, del ambiente y que será atendido como se merece, por un personal profesional, agradable, simpático y servicial.

 

Con estas palabras Magaly nos abre las puertas a su casa, a Trikitrac, un local que reúne todas las condiciones para pasar un buen rato y disfrutar de los exquisitos platos, postres y cócteles que nos cocinan y preparan con todo el cariño posible. Si aún no has ido, no pierdas la oportunidad de disfrutar de sus rincones y su gastronomía.